La integridad académica es esencial en las comunidades universitarias, y su promoción se basa en pilares como la confianza y el respeto. La confianza nace de la honestidad y es vital para el desarrollo colectivo del conocimiento.
Cuando se comparte la responsabilidad de mantener los estándares de integridad académica, uno
de los asuntos más difíciles es cómo hacer frente a la deshonestidad de los demás. Si bien no
debemos cometer actos deshonestos, tampoco podemos permitirles a otros que los cometan. La
obligación de actuar a menudo entra en conflicto directo con la presión de grupo, el miedo, la lealtad
La integridad académica es responsabilidad de todos los miembros de una comunidad académica,
que tienen la responsabilidad de actuar con integridad en todas las actividades que realizan así como
de no quedarse de brazos cruzados ante una injusticia o una falta de honestidad. Esto implica
superar las presiones, los conflictos de interés y la lealtad o la compasión mal entendidas
RESPETO
En una comunidad académica, el respeto se define como el reconocimiento del valor de sus
miembros en su carácter individual y colectivo. La comunidad académica debe reconocer que la
naturaleza colectiva y participativa del proceso de enseñanza y aprendizaje, así como del trabajo
colaborativo, depende del respeto mutuo. Respetar a las personas implica reconocer su valor y
tratarlos como un fin en sí mismos, no meramente como un medio para lograr nuestros propios fines.
El respeto es una virtud fundamental de las comunidades. Cuando no hay respeto, se trata a las
personas como a objetos. La enseñanza eficaz reconoce la naturaleza colectiva y participativa del
proceso de aprendizaje. Por tanto requiere respeto mutuo, como también lo exigen el trabajo
colaborativo y colegial, cuyo valor en la academia es y ha sido siempre innegable
Los requisitos de respeto y civismo deben ser recíprocos y vincular a los profesores, al personal no
docente, a los administradores y a los estudiantes. Los profesores demuestran respeto hacia sus
estudiantes escuchando con seriedad sus ideas, respetando sus metas y aspiraciones y
reconociéndolos como individuos.
JUSTICIA
La evaluación es una parte integral del proceso de enseñanza y aprendizaje. Los estudiantes y los
profesores constantemente evalúan sus ideas, sus datos y el trabajo que realizan. La justicia es
esencial a todo proceso de evaluación. Sin justicia, las evaluaciones pueden ser falsas, engañosas
Todos los miembros de la comunidad académica tienen la responsabilidad individual y colectiva de
procurar que todos los procesos de evaluación se hagan con justicia. Por tanto, racionalizaciones
como “todo el mundo lo hace” son inaceptables. Que uno de los miembros de una comunidad
académica incurra impunemente en una conducta impropia no justifica que los demás miembros lo
hagan.
CONFIANZA
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Así como la honestidad genera confianza la falta de honestidad genera suspicacia y falta de
confianza. La confianza es la respuesta natural a la honestidad. Debemos fomentar la confianza
entre los miembros de la comunidad académica pero, más importante aún, debemos fomentar
acciones y políticas que promuevan y justifiquen la confianza de los demás
La desconfianza empobrece la vida académica. Sin confianza se pierde la dimensión colectiva del
conocimiento. Sin confianza los miembros de una comunidad universitaria trabajan aisladamente.
Solo si confiamos podemos valorar y continuar el trabajo de los demás. Tanto en el plano individual
como en el de las disciplinas, la confianza promueve el desarrollo del conocimiento. Sin confianza
es imposible realizar trabajo en equipo. Sin confianza no hay libre intercambio de ideas, pues los
individuos se abstienen de compartir información e ideas por temor a que no se les de el debido
crédito, a que se les desprestigie o a poner en riesgo sus carreras. Un clima de desconfianza atenta
contra la creatividad y la búsqueda del conocimiento
HONESTIDAD
La integridad académica requiere valor, juicio crítico y consciencia propia; requiere valor para afrontar
decisiones difíciles y escoger lo que está bien, así como aceptar la responsabilidad por nuestras
acciones y sus consecuencias, incluso cuando nos cueste
La honestidad es una condición imprescindible para el desarrollo de la vida académica. Los códigos
de honor y/o estándares de buena conducta deploran la trampa, la mentira, el fraude, la falsificación
y cualquier forma de deshonestidad en las aulas, los laboratorios, los trabajos de investigación y el
quehacer diario de estudiantes, profesores y colega
La honestidad con uno mismo y con los demás es esencial en el proceso de aprendizaje. A fin de
aumentar sus conocimientos y su juicio crítico los estudiantes deben ser honestos consigo mismos
y con los demás respecto a lo que saben y lo que no saben. Los estudiantes podrán desarrollar un
buen sentido de su progreso académico y hacer buen uso de las evaluaciones de sus profesores si
se les enseña a ser honestos