En México, la publicidad está sujeta a una estricta reglamentación para garantizar la competencia justa y proteger al consumidor. La Ley Federal de Competencia Económica busca evitar prácticas monopólicas y asegurar un mercado competitivo, mientras que la Ley Federal de Protección al Consumidor sanciona la publicidad que induzca a error o confusión.