Las modificaciones genéticas en plantas, como el tomate, buscan reducir daños por insectos, minimizar magulladuras, y retrasar la maduración para alargar el tiempo de transporte. La biotecnología aplicada en el tomate utiliza una bacteria que produce toxinas aplicadas como insecticidas.
Inserción de un gen antisentido (regulador) con procedencia de la bacteria Bacillus Thuringiensis dentro el material genético del tomate para poder inhibir la enzima poligalacturonasa que es la responsable del ablandamiento del tomare.
Modo de inhibir la enzima poligalacturonasa:
El gen antisentido produce dentro del tomate un mARN que se complementa con el mARN de la enzima y estos al hibridarse evita que actúe la enzima causante del ablandamiento del tomate.
Gen antisentido:
Un gen antisentido es un gen con orientación inversa que para este caso se diseñó con el objetivo de prevenir la formación de la enzima poligalacturonasa.
Finalidades de la modificación genética:
Retrasar la maduración.
Alargar el periodo de transporte.
Recolección de tomates con pocas magulladuras.
Reducción de los daños causados por insectos.
Modo de aplicación:
La bacteria produce toxinas y se ha aplicado mediante la pulverización al igual que los insecticidas.