El proceso de aprendizaje debe estar alineado con situaciones reales para asegurar la transferencia efectiva de conocimientos adquiridos en diversas disciplinas. Las actividades educativas ganan relevancia cuando se presentan como retos auténticos y significativos.
La formación se realiza de manera
continua para asegurar la inmersión
en situaciones reales donde los
procesos de transferencia y mejora
puedan ser evidentes.
Retroalimentación sobre el desempeño
La retroalimentación no solo debe guiar
en las mejoras académicas, sino en todo
el proceso de desempeño que evidenció
el estudiante en la actividad auténtica.
Discutirla con profesores, empleadores
o profesionales que participaron en la actividad
real abre oportunidades a desarrollar planes
de mejora para los estudiantes.
Valor de Colaboración
La colaboración entre los estudiantes
permite, por un lado, entender,
transferir y dar respuesta a una situación
problemática con diferentes puntos
de vista; por otro lado, permite transferir
conocimientos desde diferentes
perspectivas, e inclusive disciplinas,
que permitan realizar procesos
de solución más completos.
Procesos metacognitivos
Los procesos de auto-monitoreo
y auto-evaluación se deben asegurar
para propiciar el reconocimiento
de fortalezas y áreas de oportunidad.
Transferencia de Conocimientos a la Práctica
El proceso se debe abordar con
suficiente consistencia entre lo
aprendido en una o varias disciplinas
y la situación real donde se observará
el desempeño, para que pueda hacerse
evidente la transferencia o aplicación
de una serie de conocimientos.
Resultados Tangibles
El evaluador y el evaluado
la perciben de manera precisa,
ya sea a través de un desempeño
o de un producto.
Sentido Retador
Las actividades para el aprendizaje tienen mayor significado al estar inmersas en una problemática o reto real.