Al finalizar la Primera Guerra Mundial, cuatro grandes imperios, incluidos el Alemán, Ruso, Austrohúngaro y Otomano, desaparecieron, dando origen a nuevos países en Europa. La firma del Tratado de Versalles impuso duras condiciones de rendición a Alemania, lo que desencadenó la pobreza extrema y el resentimiento entre la población alemana.