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una consecuencia del daño a los nervios fuera del cerebro y la médula espinal (nervios periféricos), a menudo causa debilidad, entumecimiento y dolor, generalmente en las manos y los pies. También puede afectar otras áreas del cuerpo. El sistema nervioso periférico envía información desde el cerebro y la médula espinal (sistema nervioso central) hacia el resto del cuerpo. Los nervios periféricos también envían información sensorial al sistema nervioso central. La neuropatía periférica puede ser el resultado de lesiones traumáticas, infecciones, problemas metabólicos, causas hereditarias y exposición a toxinas. Una de las causas más comunes es la diabetes.
•Inicio gradual de entumecimiento, hormigueo o cosquilleo en los pies o las manos, que puede extenderse hacia arriba hasta las piernas y los brazos •Dolor agudo, punzante, pulsátil o urente •Sensibilidad extrema al tacto •Dolor durante las actividades que no deberían causar dolor, como el dolor en los pies al poner peso sobre ellos o cuando están debajo de una manta •Falta de coordinación y caídas •Debilidad muscular •Sensación de estar usando guantes o calcetines cuando no es así •Parálisis si los nervios motores están afectados Si los nervios autónomos están afectados, los signos y síntomas pueden incluir los siguientes: •Intolerancia al calor •Sudoración excesiva o no poder sudar •Problemas intestinales, vesicales o digestivos •Cambios en la presión arterial que provocan mareos o vértigo
Estadios
Estadio I.: No provoca síntomas. Existe hiperfiltración glomerular y los análisis de orina y creatinina son normales. Tampoco hay alteraciones histológicas. Estadio II.: Aparece aproximadamente después de cinco años de evolución. Es silente. Mantiene función renal normal y no hay pérdida de albúmina. Alteraciones mínimas en el glomérulo como inicio de engrosamiento de membranas basales o ligero aumento de la matriz mesangial. Estadio III: Presencia de microalbuminuria (más de 30 mg de albúmina en 24 horas o 20 mg/litro de orina). La creatinina en sangre es normal. La hipertensión arterial asociada puede empeorar la lesión renal. Expansión mesangial y de las membranas basales. Estadio IV: Proteinuria persistente, disminución de la función renal. Creatinina sérica en límites altos de lo normal o elevados (mayor o igual de 1.3 mg/dl en la mujer o varones de menos de 65 kg de peso o mayor o igual 1.5 mg/dl en varones). Puede presentarse como síndrome nefrótico. Histología: glomerulosclerosis parcheada. Engrosamiento de membranas basales. Expansión mesangial. Aparición después de 15 años del diagnóstico. Se asocia a retinopatía en más del 75%, coronariopatía en más del 45% y enfermedad cerebro vascular en más de 25% de los casos. Estadio V: Proteinuria. Creatinina mayor de 200 µmol/litro o 2.2 mg/dl, hipertensión arterial. Glomerulosclerosis, lesiones nodulares, fibrosis intersticial, atrofia tubular. Aparición en general después de veinte años de evolución.
Esta patología se puede diagnosticar gracias a la microalbuminuria, que es la pérdida en pequeñas cantidades de proteínas en la orina, en concreto, la albúmina. Si se mantienen las concentraciones de glucosa en la sangre, en su rango normal (60 - 110 mg/dL) se puede demorar o prevenir la nefropatía diabética casi en todas sus formas.
Es una complicación ocular de la diabetes que está causada por el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina. El daño de los vasos sanguíneos de la retina puede tener como resultado que estos sufran una fuga de fluido o de sangre. Si la enfermedad avanza se forman nuevos vasos sanguíneos y prolifera el tejido fibroso en la retina, lo que tiene como consecuencia que la visión se deteriore, pues la imagen enviada al cerebro se hace borrosa
No se evidencien síntomas, dolor ni pérdida de la visión, pero a medida que la enfermedad avanza se producen cuadros graves, como el edema macular y otras complicaciones que conducen a una pérdida de visión muy importante
Su sistema vascular es la red de vasos sanguíneos de su cuerpo. Incluye: Arterias: Transportan sangre rica en oxígeno desde su corazón a sus tejidos y órganos Venas: Llevan la sangre y los productos de desecho de regreso a su corazón Capilares: Pequeños vasos sanguíneos que conectan las arterias pequeñas con las venas pequeñas. Las paredes de los capilares son muy delgadas y permiten el intercambio de sustancias entre los tejidos y la sangre Los problemas circulatorios, también llamados enfermedades vasculares, son condiciones que afectan su sistema vascular. Son comunes y pueden ser graves. Algunos tipos incluyen: Aneurisma: Ensanchamiento o abultamiento en la pared de una arteria Arterioesclerosis: Enfermedad en la que se acumula placa dentro de las arterias. La placa se compone de grasa, colesterol, calcio y otras sustancias que se encuentran en la sangre Coágulos sanguíneos: Incluyendo trombosis venosa profunda y embolia pulmonar
Edad: El riesgo de contraer algunas enfermedades aumenta a medida que envejece Condiciones que pueden afectar el corazón y los vasos sanguíneos, como la diabetes o el colesterol alto Antecedentes familiares de enfermedades vasculares o cardíacas Infección o lesión que daña las venas Falta de ejercicio Obesidad Embarazo Estar sentado o parado por mucho tiempo Fumar
Sus niveles de azúcar en la sangre son demasiado altos. Con el tiempo, esto puede dañar los nervios o los vasos sanguíneos. El daño a los nervios que produce la diabetes puede hacer que pierda la sensación en los pies. Es posible que no sienta una cortadura, una ampolla o una llaga. Las lesiones como éstas en el pie pueden causar úlceras e infecciones. Los casos graves pueden inclusive causar una amputación. El daño en los vasos sanguíneos también puede significar que los pies no reciben suficiente sangre y oxígeno. Es más difícil que su pie pueda curarse si tiene una llaga o una infección.
controle los niveles de azúcar en la sangre. También es esencial una buena higiene de los pies. Revise sus pies todos los días Lave sus pies todos los días Mantenga su piel humectada y suave Lime los callos y callosidades suavemente Si puede, mire y sienta sus pies con sus manos. Córtese las uñas regularmente. Si no puede hacerlo, pídale a un doctor especialista en pies (podiatra) que lo haga por usted Vista medias y zapatos en todo momento Proteja sus pies del frío y del calor Mantenga la circulación sanguínea en sus pies
Es un síndrome clínico-bioquímico caracterizado por el desarrollo de hipoglucemia grave (>600 mg/dl), hiperosmolaridad plasmática (> 340 mOsm/L) sin cetosis significativa, deshidratación con insuficiencia renal prerrenal y disminución del nivel de conciencia y/o signos neurológicos. También se conoce como síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico (SHHNC).
Deshidratación e infección, unido a un control de la diabetes más estricto, facilitan la prevención. Es necesario educar a los pacientes en la forma de identificar los síntomas previos como la deshidratación, la tensión arterial baja y el pulso rápido, cansancio, náuseas, vómitos, olor a acetona, respiración rápida, etc
Es la situación extrema de una cetosis, con una reducción del pH de la sangre y requiere de tratamiento en un centro hospitalario. Por lo tanto, la detección precoz de los cuerpos cetónicos es fundamental para prevenir una cetosis grave.
Rehidratar a la persona Administrar la insulina necesaria Corregir los desajustes metabólicos Identificar los factores que han provocado la cetoacidosis diabética y tratarlos
La hipoglucemia es la complicación aguda de la diabetes más temida y se define como un nivel de azúcar en sangre menor de 70 mg/dL. Entre las causas más frecuentes encontramos un exceso de ejercicio físico, dosis excesivas de insulina o un aporte insuficiente de hidratos en las comidas.
Palidez Sudor frío Irritabilidad Temblor Taquicardia Palpitaciones Ansiedad
la diabetes mellitus aparecen con menor frecuencia que en la diabetes tipo 1. En más de la mitad de los casos cursa asintomáticamente y se detecta casualmente o en pruebas de tamizaje. No tratada, favorece el desarrollo de complicaciones crónicas, sobre todo las cardiovasculares, que son la causa principal de muerte. ~85 % de los enfermos presentan obesidad de predominio abdominal, hipertensión arterial y alteraciones lipídicas. La hiperglucemia puede manifestarse en el curso de otras enfermedades, como las infecciones, que aumentan las necesidades de insulina.
en niños y adolescentes es frecuente la presentación aguda (con riesgo de acidosis y coma) debido a la pérdida rápida de las reservas de las células β. Un curso lábil de la enfermedad puede acelerar la aparición de complicaciones crónicas a partir del 5.o año tras su debut. En adultos, por el contrario, la diabetes tipo 1 suele presentarse de forma más progresiva, a veces a lo largo de varios meses, siendo excepcional el coma diabético aún en presencia de cetoacidosis. La hiperglucemia aparentemente leve pero persistente a lo largo de años, como en el caso de la diabetes LADA, favorece el desarrollo insidioso de complicaciones crónicas.
En el tejido adiposo, la insulina impide el catabolismo de los triglicéridos a través de la inhibición de la lipasa sensible a hormonas. La falta de insulina en la diabetes no controlada puede incrementar este catabolismo, produciendo una movilización de Glicerol y ácidos grasos hasta 3 veces superior