La metacognición es esencial para el proceso de aprendizaje, ya que implica la capacidad de un individuo para planificar, supervisar y evaluar sus estrategias de aprendizaje. Los estudiantes con dificultades en lectoescritura suelen mostrar indicadores de mal funcionamiento metacognitivo, como la incapacidad para explicar las estrategias utilizadas, no interrogarse a sí mismos y no evaluar su progreso.