Las estructuras organizativas pueden dividirse en mecanicistas y orgánicas, cada una con características y enfoques distintos. La estructura mecanicista se caracteriza por reglas y procedimientos bien definidos, tareas específicas y una jerarquía rígida basada en la posición.
Entre las características más en la estructura organica destacadas tenemos:
La filosofía de la administración hace énfasis en criterios de desempeño, como la eficacia, adaptabilidad, sensibilidad hacia la necesidad de cambios y propensión al riesgo.
La fuente de autoridad es la competencia. El estilo de liderazgo tiende a ser democrático.
La jerarquía es imprecisa: las personas desempeñan el papel de jefe o de subordinado y la relación de mando puede invertirse dependiendo de la situación.
Existe una gran participación para definir los objetivos de la organización, incluyendo personas de todos los niveles organizacionales.
La organización orgánica hace hincapié en el sistema social y la iniciativa de las personas, se posee una estructura altamente adaptativa, permite que se den cambios con tanta rapidez como sean necesarios.
Intenta reducir el grado de formalidad e impersonalidad que se tiene en la organización mecanicista.
Entre las características más destacadas en la estructura mecanicista tenemos:
Las personas desempeñan tareas de corto alcance, al ocupar cargos con responsabilidades específicas y bien definidas.
La jerarquía es rígida. La fuente de autoridad es la posición de la persona en la estructura organizacional.
La organización busca simetría y uniformidad en su organigrama.
Las tareas son muy especializadas.
Las reglas, las normas y los procedimientos están bien definidos y por escrito.
La estructura mecanicista o también conocida como organización burocrática, hace énfasis en las reglas e intenta imitar el funcionamiento estandarizado de una máquina.
Las organizaciones que siguen este modelo tienden a ser impersonales, rígidas, y a estar reglamentadas.