por Esther Cardoza 5 anos atrás
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Homicidio, rapto, mutilación, lesiones personales, el aborto, entre otros.
Realizar la acción litúrgica del Sacrificio eucarístico sin haber sido promovido al orden sacerdotal, simular la administración de un sacramento, entre otros.
Violencia física contra un representante de la iglesia, desobediencia a la sede apostólica, maquinación contra la iglesia, profanación de bienes sagrados, entre otros.
Apóstata de la fe, el hereje, el cismático, entre otros.
Son nombrados por el arzobispo para cada caso.
Es su responsabilidad salvaguardar el bien público. Esto se logra al iniciar, en nombre de la Iglesia, diversos procedimientos legales que pueden resultar en la culpabilidad o inocencia del acusado.