por Maryhi Anchico 4 anos atrás
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El saber analizar se basa en saberes teóricos, puesto que el análisis conduce a lo real y, por tanto, moviliza conceptos y teorías.
El saber analizar no se desarrolla fundamentalmente en función de la puesta en práctica de saberes teóricos o procedimentales. Más bien se trata de un «aprendizaje sobre la marcha», mediante ensayos y errores.
El estudiante sabe que aprende a analizar y que se espera de él que se convierta en un practicante reflexivo, pero no sabe exactamente cómo aprende a reflexionar.
Para Bourdieu (1972,1980), el hábito es nuestro sistema de estructuras de pensamiento, de percepción, de evaluación y de acción, la de nuestras prácticas.
Es importante formar el hábito, mediación esencial entre los saberes y las situaciones que exigen una acción.
También es importante formar el hábito por otro motivo: una parte de la acción pedagógica se hace con urgencia de forma intuitiva, sin recurrir realmente a los saberes.
El hábito interviene, no solamente en los momentos de gran emoción, sino también para guiar nuestra conducta ante los pequeños sucesos.
El hábito formado «sobre la marcha» es más bien regresivo y defensivo.
Es lo contrario del hábito del practicante reflexivo: aprenden a sobrevivir imitando los modelos pedagógicos a los que estuvieron sometidos cuando eran alumnos.
Para formar un hábito de practicante, es preciso que lo deseemos abiertamente.
En la formación del profesorado, nos encontramos enfrentados a un problema mucho más difícil como la serie de saberes en juego.
Durante la formación inicial, es importante proporcionar saberes profesionales, extendiendo los saberes teóricos surgidos de las ciencias de la educación.
El estudiante sólo se apropia de los saberes a través de una actividad, suscitada por condiciones y situaciones de aprendizaje.
La formación ya no es transmisión de contenidos, sino construcción de experiencias, mediante la creación de situaciones de aprendizaje.
La formación de un practicante reflexivo, en primer lugar, es necesario profundizar en los retos de una formación basada en el triángulo saberes-competencias-hábitos.
Estimular estas situaciones
ofreciendo lugares y recursos tales como seminarios de análisis de prácticas, grupos de intercambio sobre los problemas profesionales, seguimiento de proyectos, supervisión y ayuda metodológica.
La innovaciónse origina en la práctica reflexiva, motor de la concienciación y de la formación de proyectos alternativos
La capacidad de reflexión de cada uno es un ingrediente del análisis colectivo
El fracaso es un resultado que no se podrá excluir, estará presente
Practica reflexiva- reconocer que se pudo haberlo hecho mejor y comprender
Enseñante- comprender que no es una maquina infalible.
Condiciones inherentes al ser humano
Problema- persona que lo genera
El enseñante no acepta que ha sido la fuente del problema y el agente para solucionarlo.
La reflexión en estas cuestiones se inscribe en un diálogo con el supervisor
Pocos enseñantes tienen esta oportunidad- trabajar sobre si mismos en soledad
preparar al enseñante en su propio supervisor y en un interlocutor a la vez tolerante y exigente.
La profesionalización no será una evolución si los estudiantes rechazan la autonomía y las responsabilidades que van ligadas.
ya que, existe una gran seguridad para lograrlo
criterio suficiente para afrontar el riesgo con más satisfacción
La práctica reflexiva es una condición necesaria