arabera MARIA FERNANDA TORRES ZAPATA 2 years ago
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Honelako gehiago
El poder efectivo de los señores se había reducido tras la crisis. El gasto ostentoso había provocado un endeudamiento general del grupo social dominante.
La huida de siervos y la crisis afectaron su fuente directa de recursos y su capacidad para ejercer la autoridad sobre el feudo se vio debilitada.
Los reyes lograron recomponer su autoridad sobre el conjunto de la nobleza. Muchos nobles, quebrados social y económicamente, pasaron a formar parte de la corte, sujetos a los deseos del rey.
Los reyes recuperaron la administración de justicia y formaron un ejército propio para hacer efectivo su poder.
Mientras que el poder de los señores feudales se diluía en favor de la centralización monárquica, en el campo se fueron generando distintas relaciones de explotación de la tierra.
En Europa Occidental algunos individuos, que no pertenecían al grupo dominante tradicional, se enriquecieron y alquilaron tierras para iniciar actividades más rentables, en otros lugares persistieron las aldeas campesinas que ahora tributarían al rey, mientras que en la zona de Europa Oriental, del río Elba hacia el Este, parece que las presiones feudales se fortalecieron y se volvieron más brutales sobre los campesinos.
Reinos en ascenso, como el de Inglaterra, Francia u Holanda, para continuar creciendo, dependían de su capacidad de extraer los excedentes productivos campesinos. En medio de todos ellos un sector social intermedio –la burguesía– se enriquecía y con el tiempo se converti- ría en una amenaza para el viejo orden.
El motor de la expansión de Europa se había montado sobre un aumento en la presión señorial sobre los siervos. Hacia el siglo XIV esa presión sobre los campesinos acabó generando un estancamiento en la productividad de las tierras.
Las hambrunas no eran extrañas en el mundo feudal, una época de sequía, o de mucha lluvia, podía malograr el trabajo de toda una temporada y con ello la disponibilidad de alimentos.
Hacia el siglo XIV el agotamiento de las tierras provocó hambre, que probablemente debilitó a los campesinos y eso favoreció la expansión de la peste bubónica, una enfermedad trasmi- tida por las pulgas de las ratas de los barcos que provenían de Oriente.
La gente abandonaba las ciudades para huir de la peste y extendía la enfermedad; los siervos dejaban los campos y las tierras se quedaban sin quien las trabaje.
La peste bubónica y la mortandad que provocó tal vez haya sido uno de los aspectos más visibles de la crisis, pero no fue el único ni tampoco, quizá, el más importante
Los Gremios y las Guildas
Guildas
Las guildas de comerciantes cumplían un papel similar con los comerciantes.
Así, por ejemplo, la producción de los finos textiles que recorrían las rutas comerciales europeas implicaba un proceso de formación arduo y estipulado por la autoridad gremial.
Gremios
Formados por los maestros artesanos especializados en una producción específica, cumplían un rol central
La tarea de los gremios artesanales era proteger los privilegios de los maestros, poner límites a la cantidad de bienes producidos por cada uno para evitar la competencia entre ellos y limitar el acceso de los aprendices a la condición de maestros.
Cada oficio tenía su gremio: los zapateros, los tejedores, los orfebres, etc.
Compraban también productos exclusivos producidos en las ciudades por los maestros más prestigiosos. Para los nobles, y para quienes querían parecerse a ellos, estos artículos de lujo eran importantes para marcar su estatus.
Los nobles comenzaron a exigir que el pago de la renta y los tributos se realizara en metálico para poder comprar esos productos. Los campesinos se vieron obligados a vender su producción en el mercado para conseguir moneda, reforzando el impulso a las relaciones mercantiles.
El uso de ropas de seda o el consumo de especias en un banquete ofrecido a otros miembros del sector privilegiado, servían para impresionar a los invitados y, quizá, facilitar así el acuerdo de matrimonios o alianzas económicas y políticas.
Un nuevo grupo social que apareció por entonces, recorrían las distintas regiones europeas y vendían en las ferias los productos de lujo traídos de lugares lejanos por comerciantes especializados en esa actividad.
Obtenían ganancias comprando sus productos a un precio menor al del valor de venta.
Cualquier cristiano que incurriera en esa práctica sería condenado a pasar la eternidad en el infierno. Las guerras entre nobles se detuvieron como producto de este llamado.
Las Cruzadas
Aumentó la población y hubo migraciones hacia zonas como Polonia, del Este Europeo. Pero, sobre todo, se inició un perío- do de guerras exteriores que los historiadores recuerdan con el nombre de cruzadas.
Nuevas técnicas agrícola
Permitieron aumentar la producción obtenida en cada parcela: nuevos tipos de arado y un sistema de rotación de la tierra más eficiente permitieron satisfacer las nuevas necesidades.
El crecimiento interno permitió generar presión hacia el exterior del mundo cristiano: Europa no solo creció internamente sino que también pudo expandirse geográficamente.
La exigencia de nuevos tributos
La consolidación del poder que los señores ejercían sobre sus dominios, ahora en un contexto de paz, les permitió incrementar la presión sobre los campesinos.
Los campesinos secaron pantanos y roturaron nuevas tierras.
La Universidad de Salamanca
Una de las más prestigiosas de la España actual, se originó en el primer cuarto del siglo XIII.
Universidades Oxford y Cambridge
Ambas en Inglaterra, en los siglos XI y XIII respectivamente.
Las universidades funcionaban del mismo modo que los talleres artesanales de maestros y aprendices. Allí se desarrollaban debates en torno al derecho, la retórica o la teología.
La influencia de la Iglesia en los estudios universitarios era muy fuerte con lo que no había posibilidades de desarrollar pensamientos o investigaciones fuera del dogma cristiano.
El origen y la existencia de universidades es signo de una época de relativa prosperidad. Evidentemente la producción de alimentos se había incrementado y la situación económica permitía que un número creciente de personas pudiera dedicarse a actividades intelectuales sin tener que producir su propio alimento.
La universidad de Paris
A mediados del siglo XIII.
La universidad de Bolonia
En el norte de Italia, la universidad de Bolonia se fundó en torno al año 1089 y adquirió el estatus de universidad en 1317.
Nuevo sistema de dominación
De este modo la Iglesia, como lo había hecho en la etapa cristiana del Imperio romano, colaboraba en el establecimiento y consolidación de un nuevo sistema de dominación.
La legitimidad del nuevo orden social tuvo su fundamento en algunas ideas de los llamados “padres de la Iglesia” (como San Agustín).
El mismo se presentaba como “el que Dios quiere” y estaba dividido en tres órdenes o sectores sociales:
Los Oratores
Encargados de la salud espiritual de la sociedad a través de la oración.
Los Laboratores
Encargados de alimentar y proveer a la sociedad lo necesario para la subsistencia.
Este modo de presentar a la sociedad y a los grupos que la componían funcio naba como un poderoso medio para conservar, tal cual estaban, las relaciones entre los sectores sociales, el lugar que les era asignado y la lógica misma de la vida.
A quienes desafiaban la voluntad de Dios les era reservado un terrible lugar donde sufrirían por el resto de la eternidad: el infierno.
La Iglesia fue recompensada con tierras por ser la garante de este peculiar orden social en que muchos campesinos trabajaban para pagar la renta a unos pocos nobles
Los Bellatores
Especialistas de la guerra encargados de defender la sociedad.
Los Obispos Cristianos:
Muchas veces terminaron favoreciendo la entronización de un rey frente a otros posibles aspirantes.
Lograron que la violencia entre los jefes guerreros respetara su autoridad eclesiástica.
Tuvieron intervención en situaciones de conflicto.
El ager era la sección principal de la producción campesina.
Mansos: Las viviendas y huertos estaban, por lo general, diferenciados con cercas del resto de las tierras cultivables del ager. Las parcelas de los miembros de toda la comunidad se entre- mezclaban ya que estaban dispuestas bajo un régimen de campos abiertos, llamados mansos.
Ager: Todas las comunidades campesinas tenían tres secciones diferentes: las viviendas de los campesinos, donde poseían huertos para el uso de cada familia, las tierras cultivables principales (ager) y los bienes comunales, es decir, aquellos que pertenecían a toda la comunidad.
Los hombres tenían a cargo la siembra y la cosecha, la construcción de casas y la caza de animales.
Las aldeas campesinas estaban constituidas por pocas familias: las mujeres se encargaban de trabajar los textiles, esquilar a las ovejas, cardar la lana, coser, etc.
Las técnicas productivas eran rudimentarias y los conocimientos de agricultura eran todavía elementales, con lo que las poblaciones dependían de las condiciones climáticas y geográficas naturales.
Tenías ciertas limitaciones para desarrollarse. Debían encontrar se cerca de una fuente de agua dulce para garantizar el riego de las tierras y el consumo propio y de los animales.
Era el lugar desde donde se controlaba el territorio y la población bajo el poder del señor. En un mismo dominio podía haber una o más aldeas, dependiendo de la extensión, donde habitaban los campesinos.
Juramento Feudo-Vasallático: El rey otorgaba al señor el dominio de un territorio y su población, le cedía el derecho de mandar y castigar mientras que los señores debían jurar fidelidad al rey y acompañarlo en caso de ser atacado.
Debían defender las fronteras frente a ataques exteriores pero, también, controlar a la población campesina. A partir de este pacto los señores se transformaban en vasallos del rey, es decir, pasaban a ser nobles con un título que lo certificaba.
De este modo los nobles se trasformaban en señores de la tierra, adquiriendo autoridad y poder sobre esos dominios.
Sin embargo, la enorme extensión de estos dominios y la necesidad de defenderlos de ataques llevó a estos nobles a establecer alianzas con otros señores o guerreros menores con quienes también los unía un pacto de fidelidad.
Las relaciones vasalláticas impulsaron una complicada red de vínculos y lealtades en la que la figura del rey era cada vez menos importante, aunque conservara su valor simbólico: era la cúspide de la pirámide de lealtades establecidas.
Los pactos: aunque formalmente eran inquebrantables, podían romperse para establecer nuevas alianzas y estas rupturas daban origen a una nueva era de enfrentamientos dentro del grupo dominante.
La Iglesia lo reconocía, no sólo como rey de los francos, sino como Emperador del sacro Imperio romano germánico a cambio de proteger a la autoridad papal y sus posesiones.
Durante largo tiempo los gobernantes de los reinos europeos se presentaban, lo fueran o no, como descendientes de la familia imperial, con el objetivo de aprovechar su prestigio y reforzar su propia autoridad.
Características: Con el objetivo de controlar un territorio extenso, Carlomagno creó una serie de condados y, en las fronteras, marcas administradas por funcionarios leales al emperador: condes, duques y marqueses. El intento imperial no so brevivió a la muerte de Carlomagno en el año 814.
Su hijo Ludovico Pío lo sucedió como emperador, pero a su muerte sus hijos se enfrentaron por el trono y el Imperio se fragmentó en diferentes reinos. Sin embargo, estaban sentadas ya las bases para el desarrollo de un nuevo sistema de dominación para el control del territorio y la población, cuatro siglos después de la caída del Estado imperial romano.
Territorio Romano: El territorio del Imperio romano de Occidente quedó fragmentado a partir de la conformación de pequeños reinos gobernados por reyes guerreros, descendientes de los grupos germánicos que habían traspasado las fronteras imperiales.
Este nuevo escenario propició la desaparición progresiva, aun que no sin conflictos, del sistema de dominación que permitía a los antiguos sectores dominantes –terratenientes propietarios de grandes latifundios y esclavos– controlar a la población y apropiarse de la producción de los sectores sometidos.
Desde el siglo V y hasta, por lo menos, el año 1000, el territorio de Europa Occidental fue el escenario de conflictos entre distintos actores que luchaban por ocupar los espacios que el imperio había dejado vacantes. Las instituciones que representaban el poder político y social romano no fueron reemplazadas inmediatamente.
Solo en el siglo VIII Europa Occidental encontró un período de orden cuando Carlomagno, rey de origen francogermánico, controló Europa Occidental conformando un reino unificado: el imperio carolingio.
La Edad Media, pese a ser considerada como un período oscuro y sin cambios, fue testigo del renacimiento de las ciudades y de la consolidación de los mercaderes como sector social.