Durante el desarrollo y la evolución de la repostería, se han utilizado diversos ingredientes y métodos para mejorar la textura y el sabor de los pasteles. Los leudantes químicos como el bicarbonato y el polvo para hornear, junto con agentes ácidos como el chocolate, el vinagre y productos fermentados, juegan un papel crucial en la creación de productos esponjosos y ligeros.