por gabriel soler 2 anos atrás
447
Mais informações
Pero cómo negar que también escribimos para ser leídos, lo cual necesariamente pasa por leernos nosotros mismos en el proceso. En ese sentido, ocurre una operación fascinante y anímicamente provechosa: quien escribe necesariamente se está leyendo; y quien lee lo escrito por otro, reescribe lo ya plasmado en ese texto.